¿Podemos celebrar las fiestas sin estar pendientes de las compras? ¿Y que lo importante sea dar en vez de recibir? En Navidad celebramos el nacimiento de Jesús, una historia de amor y esperanza. Entonces, ¿por qué la transformamos en una época de estrés y tarjetas de crédito al límite?
Sí, la Navidad nos estresa. Sentimos que se espera de nosotros que compremos regalos caros para todo el mundo, cocinar cantidades enormes de comida, organizar una fiesta con todos los detalles, y tener todo listo antes del 25.
Muchas personas compran más de lo que pueden y quedan con deudas para el próximo año.
¿Te acordás de las navidades cuando eras chico? Es seguro que lo que te viene a la mente no es el menú o lo que te regalaron esos días.
Son los momentos compartidos, las anécdotas graciosas, el olor que inundaba la casa con las recetas de la abuela, la risa de la familia junta en una misma mesa, la ansiedad por que llegara la medianoche o la mañana del 25.
Lo que más atesoramos de esas épocas no son las cosas materiales que nos dieron, sino los buenos momentos y las emociones. Entonces, ¿por qué le damos tanta importancia a encontrar el regalo perfecto?
Es importante que los chicos en casa sepan que la Navidad no sólo se trata de recibir regalos. Que podemos celebrar juntos y de forma no consumista, empapándonos del verdadero objetivo de esta fiesta: la esperanza y el amor.
Además, las tradiciones que revivimos esos días, por más pequeñas que sean, nos pueden ayudar a pasar más tiempo en familia y crear recuerdos que nuestros hijos van a atesorar por muchos años. Podemos crear nuevas tradiciones que pongan el énfasis en la unión , la gratitud y la generosidad. Compartirlas en familia, retratarlas y pasarlas a la generación más joven.
¿Te gustó la propuesta? ¿Cómo vas a festejar este 24?